MES DE JESÚS
Con los brazos abiertos nos dice:“VENID A MÍ TODOS”
Asista, escuche su llamado, reciba el favor de vivir y morir en sus gracias. SALVE SU ALMA.
Por la señal... Señor mío Jesucristo...
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
¡Oh, amable Salvador! Deseoso de manifestaros mi amor y ofreceros alguna satisfacción por mis culpas, me consagro enteramente a vuestro Sacratísimo Corazón, y propongo, con vuestra gracia no volver a pecar jamás. ¡Oh, Corazón Santísimo de Jesús! Derramad copiosamente vuestras bendiciones sobre la Iglesia, sobre el clero (fiel para que resista la apostasía ), dad a los justos la perseverancia, convertid a los pecadores, iluminad a los infieles, bendecid a nuestros padres, amigos y bienhechores, asistid a los moribundos, librad las almas del Purgatorio y extended sobre todos los corazones el dulce imperio de vuestro amor. Así sea.
DÍA PRIMERO
REFLEXIÓN.- El Corazón de Jesús en la tierra.
I.- ¿Qué sería del hombre si el Verbo divino no se hubiera hecho carne? Nos redimió; pago nuestras deudas, rompió nuestras cadenas.
II.- La Encarnación es la magna obra del amor. La nueva Ley, como nacido del Corazón divino, es toda ella obra de amor. ¡Cuánta ingratitud a un amor tan grande!
¡Dulce Corazón de mi Jesús, haced que os ame cada día más! ¡Sagrado Corazón de Jesús manso y humilde de Corazón, haced mi Corazón semejante al vuestro! ¡Dulce Corazón de Jesús, sed mi amor! ¡Todo por Vos, Sacratísimo Corazón de Jesús!
ORACIÓN FINAL
ORACIÓN DE S. S. PÍO XI AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Abridme vuestro Sagrado Corazón, ¡oh Jesús! Mostradme sus encantos, unidme a él para siempre. Que todas las palpitaciones de mi corazón, aún durante el sueño, os revelen mi amor y os digan sin cesar: Si Señor, yo os amo. Recibid el escaso bien que
ejecuto, hacedme la gracia de reparar el mal que he hecho, para que os alabe en el tiempo y os bendiga en la eternidad. Amén.
Padrenuestro, Avemaría, Gloria y Súplicas al Sagrado Corazón de Jesús
¡Oh Corazón Sagrado!
Manantial de protección.
-En ti Señor he confiado,
no desprecies mi oración.
Remedia, dueño adorado
mi amarga tribulación.
-En ti Señor he confiado,
no desprecies mi oración.
Mírame, Señor, postrado
en toda tribulación.
-En ti Señor he confiado,
no desprecies mi oración.
Estoy de penas cercado,
tengo duelo y confusión.
-En ti Señor he confiado,
no desprecies mi oración.
Mi espíritu aprisionado
ya se extingue de aflicción
-En ti Señor he confiado,
no desprecies mi oración.
A ti, Jesús, he buscado
como paz del corazón.
-En ti Señor he confiado,
no desprecies mi oración.
Tus manos me han prodigado
tesoros de salvación.
-En ti Señor he confiado,
no desprecies mi oración.
Muchas veces he llorado
por menos tribulación.
-En ti Señor he confiado,
no desprecies mi oración.
A tus pies arrodillado
espero hallar compasión.
-En ti Señor he confiado,
no desprecies mi oración.
No me desprecies, Señor,
por tu nombre o por piedad.
Atiéndeme por favor,
y mira que un pecador
te pide esta caridad.
DÍA SEGUNDO
REFLEXIÓN.- Primeros latidos del Corazón de Jesús. I.- Al empezar a latir en la tierra el Corazón de Cristo fue su primer acto en ofrecimiento al Padre: “Heme aquí dispuesto a ser víctima de tu voluntad”.
II.- Al hacer ésta oblación abrazó las amarguras, las tristezas, los trabajos, la Cruz, la muerte por amor a la gloria del Padre, al bien de los hombres.
III.- ¡Cuánta nobleza, cuánta generosidad, cuánto amor! ¡Cómo debo imitarlo y agradecerlo!
DÍA TERCERO
REFLEXIÓN.- El Corazón de Jesús en Belén.
I.- ¡Pasmaos de amor! ¡Jesús niño! lo más tierno, lo más inocente, lo más atrayente, para que los hombres pecadores se acerquen a la Cuna.
II.- El Espíritu del Sagrado Corazón es toda dulzura de amorosa caridad, revelada en este misterio.
III.- ¡Qué tanta abnegación y tanta dulzura! ¡Cómo avergüenza mi egoísmo y dureza!
DÍA CUARTO
REFLEXIÓN.- Humildad del Sagrado Corazón en Belén.
I.- La encarnación diríase que es el aniñamiento de un Dios inmenso, a impulsos de caridad. No hay acto de humildad comparado a este. ¡Un Dios niño! Hele aquí, anonadado, pequeñito.
II.- ¿Por qué? ¡El gran pecado del hombre es la soberbia! ¡Aprende, polvo y ceniza, a humillarte ante la cuna de Belén! Jesús te enseña humildad.
III.- Si quieres ser ensalzado eternamente, humíllate.
DÍA QUINTO
REFLEXIÓN.- Pobreza del Sagrado Corazón en Belén.
I.- Las raposas tienen sus cuevas, los pájaros sus nidos. ¡El Hijo del Hombre no tiene donde reclinar su cabeza! ¡Con cuánta verdad Jesús pudo decir estas palabras!
II.- Belén, una gruta, un establo, un pesebre, unos pobres pañales, unas pajas; palacio, mobilario y alhajas de un Dios dueño de todo!
III.- ¡Qué vergüenza el afán tuyo de refinamiento!
DÍA SEXTO
REFLEXIÓN.- Pureza del Sagrado Corazón en Belén. I.- El Cordero de Dios, Lirio de Zabulón hermosísimo como Maestro de pureza, Niño, está en el regazo de una Virgen, venerado por su padre putativo, virgen, arrullado por los ángeles, purísimos.
II.- Venía a enseñar el valor de la pureza al mundo corrompido. Venía a enseñarla, en medio de los sacrificios y mortificaciones de Belén.
III.- La pureza es una flor que solo brota entre las espinas de mortificación.
DÍA SÉPTIMO
REFLEXIÓN.- Obediencia del Sagrado Corazón en Belén.
I.- La Omnipotencia Divina, la Sabiduría Divina, la Fortaleza Divina, Dios en Belén calla, obedece sin protestar. Lo sabe todo, lo comprende todo; obedece
a dos criaturas y no se muestra más que un niño, prototipo de docilidad absoluta.
II.- ¿Qué misterio hay aquí? El de la soberbia de los hombres condenada por la obediencia de Jesús.
III.- ¿No podrás tú, hombre miserable, obedecer a otro hombre que te mande en nombre de Dios, cuando Él obedece por ti al hombre?
DÍA OCTAVO
REFLEXIÓN.- Mortificación del Sagrado Corazón de Jesús en la Circuncisión.
I.- Venía Jesús a la tierra no sólo a redimir a los hombres, sino también a enseñarnos. Lección ésta de admirable acatamiento a la Ley. Él es el Justo, por Excelencia, y al ser circuncidado, aparece como pecador. No importa; obedece ante todo.
II.- No está el servir a Dios en lo grande o lo pequeño; está en hacer su santa voluntad.
III.- ¿Cómo te sometes a la voluntad divina?
DÍA NOVENO
REFLEXIÓN.- Ejemplo del Corazón de Jesús adorado de los Magos.
I.- ¡Qué adorable lección de vencimiento a los respetos humanos! Los Magos vienen en busca de un Dios. Traen regios tributos. Encuentran en el pobrísimo portal a un Niño. No se escandalizan de la pequeñez y pobreza del palacio. ¡Adorándole!
II.- El Niño, pobre, rodeado de pastores establece su corte en la oscuridad del establo, y allí recibe a los Magos.
III.- ¡Vencimiento de los respetos humanos, del qué dirán tan bien enseñado!
DÍA DÉCIMO
REFLEXIÓN.- El Sagrado Corazón de Jesús presentado en el Templo.
I.- Hijo del Padre Celestial, no se contenta Jesús con ofrecerse a Él en Belén. Sube al Templo y públicamente ratifica esa consagración. Quiere enseñarme la necesidad de renovar al Señor nuestros ofrecimientos.
II.- No basta que nos hayamos consagrado a Dios en el santo bautismo, es preciso ratificar, renovar, repetir en privado y en público, un día y otro día, esta dedicación.
III.- La recta intención de servir a Dios exige que la renovemos continuamente.
DÍA UNDÉCIMO
REFLEXIÓN.- Huída a Egipto. El Sagrado Corazón entregado al Padre.
I.- ¡Qué desconcertante el aviso del Ángel a San José ordenándole la huída para salvar al Niño de la furia de Herodes! Pero ¿qué? ¿No era Dios aquel Niño? ¿No podía Él aniquilar a Herodes?
II.- La huida significaba el destierro, la pobreza, la persecusión. Abrázase con ella el Corazón Divino, que venía a enseñar a los hombres la entrega absoluta a la voluntad divina.
III.- Si Dios quiere un sacrificio de ti, ¿por qué temes dárselo haciéndolo?
DÍA DUODÉCIMO
REFLEXIÓN.- En el templo. El Sagrado Corazón ora. I.- Jamás el Corazón divino dejó de orar. Su oración era incesante, continua y sin embargo, para grabar más profundamente en nosotros la necesidad del espíritu de oración sube frecuentemente al templo a orar. Orando le encuentran sus padres ahora, y sus discípulos más tarde, en la vida apostólica.
II.- No es posible sacrificarse y salvarse sin la oración. La oración es necesaria a nuestra alma, es el
pan espiritual de cada día. Por eso la aconsejó tanto el Sagrado Corazón.
III.- Ora frecuentemente.
DÍA DÉCIMO TERCERO
REFLEXIÓN.- En Nazaret. El Sagrado Corazón y la vida humilde y oculta.
I.- Venía el corazón divino a realizar en la tierra la magna misión de redimir y enseñar a los hombres. ¡Quién se imaginaría que para ello había de sepultarse en el olvido de los treinta años de Nazaret! Jamás el hombre soberbio lo concibiera.
II.- No hay virtud posible sin ese amor al retiro, a la humildad de vida, contentos con hacer la voluntad divina, con que Él nos vea.
III.- La vana exhibición es enemiga de la virtud. DÍA DÉCIMO CUARTO
REFLEXIÓN.- Bautismo en el Jordán. Consuelo del cielo.
I.- El Sagrado Corazón aparece en el Jordán como pecador, el bautismo era para los pecadores. La humildad de Jesús llevole a presentarse a San Juan en demanda del bautismo, y su Padre celestial, ante
tanta humildad, consolole con el envío del Espíritu Santo, glorificándole.
II.- Cuando un alma se olvida de sí misma, por la abnegación y humillación, el Cielo jamás le abandona; se encarga de consolarla y glorificarla. III.- Humíllate como verdadero pecador.
DÍA DÉCIMO QUINTO
REFLEXIÓN.- En el desierto. El Sagrado Corazón venciendo las tentaciones.
I.- ¡Qué osadía la de Satanás, atreviéndose a tentar al Corazón impecable, como santísimo! Alejado del mundo, consagrado a la penitencia y oración, aún allí el demonio busca al mismo Señor.
II.- ¡Cuánto puede y debe aprender el alma en este ejemplo! Si el Santo por excelencia es tentado, ¿cómo extrañarse de serlo nosotros?
III.- Si el Sagrado Corazón nos enseña el vencimiento del demonio con la oración, retiro y ayuno, no lo olvidemos.
DÍA DÉCIMO SEXTO REFLEXIÓN.- La vida pública. Celo del Corazón.
I.- “Fuego he venido a traer a la tierra, y ¿qué ansío sino que arda?”. Este fuego es celo por la salvación de las almas y, devorado por él constantemente, el Sagrado Corazón ora, lucha, trabaja, sufre.
II.- ¡Cuánto valen las almas a los divinos ojos! ¡Qué poco pensamos!
III.- Cuida de tu alma, cuida de la de tus prójimos.
DÍA DÉCIMO SÉPTIMO
REFLEXIÓN.- En las Bodas de Caná. Intercesión de María.
I.- El Corazón purísimo de María latió siempre al unísono del Sagrado Corazón. Por eso, cuando en las Bodas de Caná, Ella, compadecida de la necesidad de los esposos, pidió el milagro del vino, hízolo Él.
II.- Nada resiste el Sagrado Corazón a una indicación del Corazón de María.
III.- Amemos y confiemos en la Madre purísima de Jesús.
DÍA DÉCIMO OCTAVO
REFLEXIÓN.- Vida pública. Tolerancia del Sagrado Corazón.
I.- Pasma la mansedumbre y tolerancia del Corazón divino en su trato con los hombres. Nadie, como Él, vio la perversidad, pequeñez y miseria de los hombres.
II.- Nadie, en cambio, fue más tolerante, paciente, dulce, manso con todos.
III.- Oye al Divino Maestro: “Bienaventurados los mansos”.
DÍA DÉCIMO NOVENO
REFLEXIÓN.- Vida pública. Sencillez del Sagrado Corazón de Jesús.
El pecado, fruto de una mentira, hizo a los hombres doblados, mentirosos, falaces. El divino Corazón vino a restaurar la primitiva sencillez del paraíso. II.- Por esto propuso Él como prototipo de virtud a los niños, cual encarnación de sencillez. Por eso el vicio que fustigó más cruelmente fue la hipocresía, como falacia.
III.- Se sencillo contigo y con tu prójimo.
DÍA VIGÉSIMO
REFLEXIÓN.- Vida Pública. Suave caridad del Sagrado Corazón.
I.- “He aquí mi siervo amado en quien se ha complacido mi alma. Derramaré sobre Él mi Espíritu; no disputará, ni gritará, ni romperá la caña cascada, ni apagará la mecha que aún humea.” “Las naciones esperarán en su nombre.”
II. - Mira ese retrato del divino Corazón. Su vida se reduce a dos palabra del Evangelio: “Pasó haciendo el bien a todos”.
III.- Mírale y avergüénzate de tus egoísmos.
DÍA VIGÉSIMO PRIMERO
REFLEXIÓN.- La Pasión. El Sagrado Corazón nos enseña a sufrir.
I.- La Pasión lo es todo para el Divino Corazón de Cristo. Antes de ella suspiraba por sus amarguras. En ella las devoró con ansia amorosa. Después de ella esta es su mayor gloria. ¿Por qué?
II.- Lo dijo Él: “No hay prueba de amor como morir por el amado”. Si esa es la prueba suprema, el sufrimiento que a ella conduce se acerca a esa prueba. Sufrir por Dios, porque Él lo quiere, es acercarse a Él.
III.- No te asustes del sufrimiento. Él te purifica, regenera y santifica.
DÍA VIGÉSIMO SEGUNDO
REFLEXIÓN.- La Pasión. El Sagrado Corazón en la noche de la Cena.
I.- Jamás un corazón latió en la tierra como el de Jesús en esta noche memorable. Iba a morir por los hombres y, mártir y víctima de ellos, “los amó hasta el fin”, hasta olvidar sus ingratitudes y darse perpetuamente a ellos.
II.- Así quedó, en la Eucaristía, como memorial de su Pasión, como compañía nuestra.
III.- ¡Ah! ¡Cómo olvidar estas palabras de Jesús!
DÍA VIGÉSIMO TERCERO
REFLEXIÓN.- La Pasión. El Sagrado Corazón de Jesús en Getsemaní.
I.- Getsemaní es la tristeza, la profunda tristeza del Corazón Divino. Aquellas horas de soledad, en presencia tan sólo de la Pasión que se avecina y la de las ingratitudes de los hombres que ve, horrendas, en lontananza, ¡qué amargura indecible causaron al Sagrado Corazón!
II.- En aquel cáliz, que el ángel le presenta, amarguísimo, estaban las hieles de mis pecados y deslealtades.
III.- No amargues al Divino Corazón.
DÍA VIGÉSIMO CUARTO
REFLEXIÓN.- La Pasión. El Sagrado Corazón escarnecido.
I.- ¡Paciencia del divino Corazón en los desprecios! A Él, como a nadie, era merecido todo honor. A Él, como a nadie, fue lanzado todo desprecio, todo insulto. Trátanle como a loco, abofeteándole de espinas, cúbrenle con manto de púrpura, dándole cetro de caña.
II.- El afán de honores, las locas pretensiones de mi amor propio, ¡cuánto han costado a Jesús!
III.- Se paciente; sufre por Quien tanto por tí sufrió.
DÍA VIGÉSIMO QUINTO
REFLEXIÓN.- La Pasión. El Sagrado Corazón abraza la Cruz.
I.- La Cruz fue el blanco de amor del Sagrado Corazón. Toda su vida fue Cruz. Buscando la Cruz latió con ansias, durante su vida. Abrázala ahora con entrañable amor para subir con ella al Calvario.
II.- La Cruz es trofeo de amor; la Cruz es el estandarte de los elegidos; la Cruz es la puerta del cielo.
III.- Abraza tu cruz, en la cruz está la salvación, la gloria eterna.
DÍA VIGÉSIMO SEXTO
REFLEXIÓN.- La Pasión. El Sagrado Corazón orando por sus verdugos.
I.- ¡Así fue su amor; generoso hasta la muerte! Insultábanle, discurrían como aumentar sus tormentos, blasfemaban su Nombre. ¡Él pedía por ellos Caridad infinita para los pecadores!
II.- “¡Perdónales, Padre, que no saben lo que se hacen!” La disculpa amorosa de la Caridad.
III.- Ríndete a la Caridad del Divino Corazón.
DÍA VIGÉSIMO SÉPTIMO
REFLEXIÓN.- La Pasión. Muerte de Jesús.
I.- Aquel Corazón que tanto había amado a los hombres muere a mano de los mismos hombres. La pasión, la ceguera, la crueldad hacen de verdugos en esta infamia. Muere diciendo “Todo está
consumado”. Ya el hombre no tiene que temer del infierno.
II.- ¡Caridad infinita! El último instante dedícale Jesús al hombre diciéndole: ¡Ya está todo arreglado, hechas las pases con Dios, el cielo abierto!
III.- No hagas con tu obstinación inútil para ti la muerte de Jesús.
DÍA VIGÉSIMO OCTAVO
REFLEXIÓN.-Muerte de Jesús. El Corazón abierto por la lanza.
I.- ¡Fineza amorosísima del Sagrado Corazón! Permite esta última crueldad porque sabe es póstuma ternura suya. Así los hombres verán su Divino Corazón herido. La Sangre que redime, el agua que purifica, la herida que invita a un asilo seguro.
II.- A cada crueldad del pecado abriste una herida en el Corazón. Él te perdonó y te brindó esa herida con nuevo testimonio de amor.
III.- Acógete en la llaga del costado.
DÍA VIGÉSIMO NOVENO
REFLEXIÓN.-El Sagrado Corazón es mi esperanza.
I.- San Francisco de Asís, el enamorado del Sagrado Corazón, propuesto por este a Santa Margarita de Alacoque como modelo de amantes suyos, lanzó aquel grito de amor: “Dios mío y todas mis cosas”. Verdaderamente que en Él lo encontramos todo: alegría, consuelo, fuerza, redención, vida, cielo.
II.- ¡No quiero buscar en el mundo lo que éste no pueda darme! “!Solo Dios basta!”
III.- Llama, espera, confía en el Sagrado Corazón.
DÍA TRIGÉSIMO
REFLEXIÓN.- El Sagrado Corazón será mi cielo.
I.- Los santos buscaron y encontraron en Él un asilo, un refugio seguro en la vida. Quiero buscarlo yo también ya que Él me lo brinda amorosamente. Su herida me habla de amor, su Cruz me habla de amor. II.- Quien me ama tanto no puede, no quiere, no sabe, no debe dejarme.
III.- Será mi cielo el Sagrado Corazón, temporal y eternamente.