Devoción eficaz para alcanzar grandes mercedes
Recordar al Insigne Taumaturgo estas devociones predilectas de su corazón angelical, al practicarse devotamente, es uno de los motivos por el cual San Antonio atiende de un modo particular e inmediato a los fieles, que con todo fervor, confianza y perseverancia, desde este valle de lágrimas hacen intención de unirse a él; cuando rezan la piadosa antigüedad, conocida con el nombre de “El Bendito” para bendecir y alabar las siete principales efusiones de sangre de Nuestro Señor Jesucristo, los siete dolores de María Santísima y la institución de los siete sacramentos.
ACTO DE CONTRICIÓN
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero. Creador, Padre, y redentor mío, por ser quien eres, te amo sobre todas las cosas, me pesa en el alma haberte ofendido. Propongo con el auxilio de tu gracia, no volver a pecar, apartarme de todas las ocasiones en que pueda ofenderte, confesarme y cumplir devotamente la penitencia que me fuere impuesta por mis culpas. Te ofrezco, Señor mío mi vida, obras y trabajos en satisfacción de mis pecados.
Te suplico que por los méritos inefables de tu Encarnación, vida, pasión, muerte, resurrección y ascensión gloriosa. Y por la institución de los santos sacramentos, perdones mis pecados; espero y confío en tu bondad y misericordia infinitas, me des tu gracia para enmendarme y perseverar amándote con ternura y sirviéndote con fervor hasta el último instante de mi vida. Amén
SE REZAN 7 VECES LA ALABANZA SIGUIENTE
¡Bendito y alabado sea el santísimo Sacramento del altar. Y la Inmaculada Concepción de la siempre Virgen María, Madre de Dios y Abogada nuestra!
- Gloria al Padre, etc…
SE TERMINA CON LA SIGUIENTE ORACIÓN
Glorioso San Antonio de Padua, te ruego humildemente presentes a Nuestro Señor Jesucristo y a María Santísima los “Siete Benditos” que acabo de rezar, haciendo intención de unirnos a las fervientes alabanzas y acciones de gracias que tributas en el cielo a Dios trino y uno. Para glorificarle por la admirable institución de los siete sacramentos, para bendecir y alabar al Santísimo Sacramento del Altar, la Preciosísima Sangre del Divino Jesús y los Acervos Dolores de la Inmaculada Virgen María.
Te suplico ruegues al señor se digne concederme el perdón de mis culpas; a fin de que por tu celestial protección, encuentre la gracia y la paz del alma que he perdido por mis pecados. Acuérdate que por el amor de Dios que abrazaba tu corazón durante tu apostólica vida, en este valle de lágrimas, y por tu inagotable caridad con todos los afligidos; hiciste milagros estupendos. Por tanto, ahora que estás en el cielo ruega por mí y ampárame en la siguiente necesidad______ (Se pide en silencio el favor).
Se el protector de mi hogar, alcánzame la gracia de vivir cristianamente y la inefable merced de recibir con gran devoción, antes de morir, los Santos Sacramentos. Asísteme en mi agonía y aboga por mi ante el Divino Juez; a quien hoy y siempre clamaré diciéndole: “Dulcísimo Jesús, no seas mi juez sino mi Salvador”.
AMÉN
S.S Pio IX, con decreto de la S.C de indulgencias, el 11 de agosto de 1851, concedió a los fieles cada vez que recen esta jaculatoria, cincuenta días de Indulgencia.
El mismo Sumo Pontífice, con todo decreto de la citada S. C de Indulgencias, 20 de noviembre de 1853, concedió Indulgencia plenaria a los fieles que por espacio de un año recen esta jaculatoria, al menos una vez al día. La cual pueden ganarla, desde las primeras vísperas de la fiesta de San Jerónimo Emiliano, 20 de julio, o durante toda la octava.
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