Con corazones llenos de confianza nos dirigimos hacia ti, Santa Brígida, para pedirte tu intercesión en estos tiempos hostiles de oscuridad e incredulidad a favor de los que están separados de la Verdadera Iglesia de Jesucristo.
Por el claro conocimiento que tuviste de los crueles sufrimientos de nuestro Salvador crucificado, precio de nuestra redención, te rogamos que obtenga la gracia de la fe para aquellos que están fuera del único redil, para que la oveja dispersa pueda volver al único verdadero Pastor Nuestro Señor Jesucristo. Amén.
San Brígida, valiente al servicio de Dios, ruega por nosotros.
Santa Brígida, paciente en el sufrimiento y la humillación, ruega por nosotros.
Santa Brígida, admirable en el amor de Jesús y María, ruega por nosotros.
Pater, Ave, Gloria.
(Una indulgencia de 300 días una vez al día, 1905)
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