Oh Sagrado Corazón de Jesús, que hiciste conocer a Santa Margarita María Tu ardiente deseo de reinar sobre las familias cristianas, míranos aquí reunidos hoy para proclamar Tu dominio absoluto sobre nuestro hogar. De ahora en adelante nos proponemos llevar una vida como la tuya, para que entre nosotros florezcan las virtudes por las cuales prometiste la paz en la tierra, y para este fin desterraremos de entre nosotros el espíritu del mundo que Tú aborreces tanto.
Tú reinarás sobre nuestro entendimiento por la sencillez de nuestra fe. Tú reinarás sobre nuestros corazones con un ardiente amor por Ti; y que la llama de este amor se mantenga encendida en nuestros corazones mediante la frecuente recepción de la Sagrada Eucaristía.
Dígnate, oh Divino Corazón, presidir nuestras reuniones, bendecir nuestras empresas, tanto espirituales como temporales, desterrar toda preocupación, santifica nuestras alegrías y alivia nuestros dolores. Si alguno de nosotros alguna vez tuviera la desgracia de entristecer Tu Sagrado Corazón, recuérdale tu bondad y misericordia para con el pecador arrepentido.
Por último cuando suene la hora de la separación y la muerte sumerja nuestro hogar en el duelo, entonces todos y cada uno de nosotros estaremos resignado a Tus decretos eternos, y buscaremos consuelo en el pensamiento de que algún día seremos reunidos en el Cielo, donde cantaremos las alabanzas y bendiciones de Tu Sagrado Corazón por toda la eternidad. Que el Inmaculado Corazón de María y el glorioso Patriarca San José te ofrezcan esta nuestra Consagración, y nos recuerden la misma todos los días de nuestra vida. Gloria al Divino Corazón de Jesús, ¡Rey y Padre nuestro!
a) Los miembros de una familia, el día en que por primera vez la familia sea consagrada al Sagrado Corazón de Jesús, si recitan la oración anterior ante una imagen del Sagrado Corazón, se les concede: Una indulgencia de 7 años. Una indulgencia plenaria, si cumplen las condiciones habituales.
b) A los miembros de una familia, el día en que se renueve esta consagración, si hacen uso de la misma oración ante una imagen del Sagrado Corazón de Jesús, se les concede: Una indulgencia de 3 años. Una indulgencia plenaria, si cumplen las condiciones habituales (Pío X, Rescripto de su propia mano, 19 de mayo de 1908, exposición 15 de junio de 1908; Benedicto XV, Carta, 27 de abril de 1915; SP Ap., 10 de diciembre de 1908). , 1923 y 18 de marzo de 1932).
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