Santa Mónica, la Santa Madre de San Agustín, una Santa Pre-Congregacional

 

Dejen en Paz a estos hombres, porque Si la Obra es de Dios, ustedes no podrán destruirla; Tengan cuidado, no sea que se hallen luchando contra Dios».

Hermanos, hago este breve comentario, porque encontré un artículo insidioso escrito por  un hombre malintencionado que maneja un Blog dedicado a atacar a doña Lucilia, la mamá espiritual de los Heraldos del Evangelio. Esta persona con sus argumentos capciosos y equivocados estaría atacando y cuestionando la santidad de todos los mártires y santos pre-congregacionales antes del Desarrollo histórico del proceso de canonización, incluyendo a los Santos bíblicos, como la Santísima Virgen, San José, a los Apóstoles y los santos del Antiguo Testamento. Nuestro Santoral Católico  está lleno de muchos santos pre-conregacionales que nunca pasaron por los procesos modernos de canonización, porque aún no se había desarrollado. Y no sólo ataca a estos santos, sino a santos como el Padre Pío o Santa Juana de Arco que fueron injustamente perseguidos dentro de la Iglesia o santos que han tardado siglos en ser canonizados como San Martín de Porres. O la Santa Madre de Don Bosco y las santas madres de muchos otros santos.

Oremos  para que todos aquellos Saulos que persiguen a Cristo se arrepientan, caigan de su orgulloso caballo y se conviertan en verdaderos defensores de la Sana Doctrina Católica. Pues cuando la Obra es de Dios, permanece como nos enseña la Escritura. Justamente ese fue el Pasaje bíblico que escuchamos este 21 de Abril para la Fiesta de doña  Lucilia, la Madre Espiritual de los Heraldos del Evangelio, que murió con Olor de Santidad.  

Hechos 5 

38 Por lo que hace al caso presente, os digo que no os metáis con estos hombres y que los dejéis en paz; porque si su empresa es cosa de hombres, se desvanecerá por sí misma;

39 pero si es de Dios, no podréis deshacerla. No os expongáis a luchar contra Dios'. Aceptaron su consejo.

No vale la pena entrar en los detalles del tendencioso artículo difamatorio, basta mencionar que es evidente que este hombre malintencionado  con sus insinuaciones capciosas busca causar daño e inducir al error. Sólo quiero destacar algunos detalles de la Vida de San Agustín que sirven para derribar un par de argumentos maliciosos que utilizó en el blog; que también utiliza para atacar la obra de los Heraldos del Evangelio. 

Datos de San Agustín a tener en consideración a los 31 años dimitió de su cargo de rétor. Recibió el bautismo en Milán, junto con su amigo Alipio y su hijo Adeodato, durante la vigilia pascual del año 387. Poco después de su bautismo, su madre enfermó gravemente y falleció después de cumplir 56 años, cuando San Agustín tenía 33. En el año 391, fue ordenado sacerdote y comenzó a predicar. Cinco años más tarde, se le consagró Obispo de Hipona. 

Gracias a su obra auto biográfica "las Confesiones de San Agustín", se conocen la Vida de su santa Madre. 

 

Su Santa Madre recibió el Bautismo en su juventud como era la costumbre de su época.  

 

Sus padres, que eran cristianos, confiaron la educación de la niña a una institutriz muy estricta. No les permitía beber agua entre comidas para así enseñarles a dominar sus deseos. Mas tarde Mónica hizo caso omiso de aquel entrenamiento y cuando debía traer vino de la bodega tomaba a escondidas. Cierto día un esclavo que la había visto beber y con quien Mónica tuvo un altercado, la llamó "borracha". La joven sintió tal vergüenza, que no volvió a ceder jamás a la tentación. A lo que parece, desde el día de su bautismo, que tuvo lugar poco después de aquel incidente, llevó una vida ejemplar en todos sentidos. 

 

Por ello, Santa Mónica es considerada la Patrona de los alcohólicos, para que dejen el Vicio y enmienden sus vidas.

 

San Agustín escribió : “No tengo palabras para expresar el amor tiernísimo que me tenía y cuánto mayor y más angustioso era el cuidado que tenía de procurar para mi alma el ser y la vida de la gracia que el que tuvo para darme a la luz del mundo”.

 

 “Mi santa madre, tu sierva, nunca me abandonó. Ella me dio a luz con la carne a esta vida temporal y con el corazón a la vida eterna. Lo que llegué a ser y cómo, se lo debo a mi Madre!”.

San Agustín

  Santa Mónica es Patrona de las mujeres casadas y modelo de las madres cristianas. Patrona de Las víctimas de abuso (Violencia doméstica), Las víctimas de adulterio, Las víctimas de la infidelidad, Las víctimas de abuso verbal, viudas, esposas, Madres, amas de casa, matrimonios difíciles, mujeres infelices, en caso de hijos rebeldes, se le pide ayuda en caso de alcoholismo.

ORACIÓN A SANTA MÓNICA PARA PEDIR POR LOS HIJOS

A ti recurro por ayuda e instrucciones, Santa Mónica, maravillosa ejemplo de firme oración por los niños. En tus amorosos brazos yo deposito mi hijo____ (mencionar aquí los nombres), para que por medio de tu poderosa intercesión puedan alcanzar una genuina conversión a Cristo Nuestro Señor. A ti también apelo, madre de las madres, para que pidas a nuestro Señor me conceda el mismo espíritu de oración incesante que a ti te concedió. Todo esto te lo pido por medio del mismo Cristo Nuestro Señor. Amén.

1 Timoteo 2:15

Pero la mujer se salvará si cumple sus deberes como madre, y si con buen juicio se mantiene en la fe, el amor y la santidad.

1 Timoteo 5:14 “Quiero… que se casen, críen hijos, gobiernen su casa; que no den al adversario ninguna ocasión de maledicencia”

2 Timoteo 1: 5

avivando el recuerdo de tu sincera fe, que fue también la de tu abuela, Loide, y la de tu madre, Eunice, y que no dudo es la tuya.

2 Timoteo 3:15 

y porque desde la infancia conoces las Escrituras Sagradas, que pueden instruirte en orden a la salud por la fe en Jesucristo.

Tenemos muchos ejemplos de santos que agradecieron a sus santas madres su formación cristiana, algunas han sido canonizadas y otras solo han recibido la honra y el reconocimiento público de sus santos hijos.

Sueño que marcó la Vida de Don Bosco a los 9 años: “Yo soy el Hijo de aquélla a quien tu madre te enseñó a saludar tres veces al día”. 

Don Bosco sobre la formación cristiana que recibió de  su Santa Made: “A los once años fui admitido a la primera comunión. Me sabía por entero el pequeño catecismo, pero ordinariamente nadie era aceptado a la primera comunión hasta los doce años. Además, debido a la distancia de la iglesia, el párroco no me conocía, limitándome casi exclusivamente a la instrucción religiosa de mi buena madre. Pero como no quería que siguiera creciendo sin llevar a cabo este gran acto de nuestra santa religión, ella misma se las ingenió para prepararme como mejor sabía  y podía. […] En casa, me hacía rezar y leer un libro bueno, dándome los consejos que una madre diligente tiene siempre a punto para sus hijos”.