“Estos terrenos no producirán frutos de conversión sino reciben abundante lluvia de oración”
En el año 1214 la Iglesia recibió la misión de difundir seriamente la devoción del Rosario como antídoto contra la herejía y el pecado. Fue entregado a la Iglesia por Santo Domingo, quien lo había recibido de la Santísima Virgen como un medio para convertir a los herejes albigenses y otros pecadores.
La Virgen María le entregó el Rosario a Santo Domingo de Guzmán como arma espiritual contra la herejía de los albigenses.
Nuestra Señora se apareció a Santo Domingo y lo invitó a predicar el Santo Rosario, como un medio para erradicar la herejía y el pecado y la Santísima Madre prometió la victoria sobre la herejía cátara si él sigue sus instrucciones.
“Predica mi salterio”, dijo ella, “si quieres alcanzar a estas almas endurecidas y conquistarlas para Dios”.
El Rosario por San Alfonso de Liguori:
La devoción al santo rosario fue revelada a santo Domingo por la Madre de Dios cuando, afligido el santo y lamentándose con nuestra Señora del gran daño que hacían a la Iglesia los herejes albigenses, le dijo la Virgen: “Esta tierra será siempre estéril si no le cae la lluvia”. Entendió santo Domingo que esta lluvia era la devoción del rosario que él debía propagar. El santo lo predicó por todas partes. De hecho, esta devoción fue abrazada por todos los católicos, de manera que no hay otra que más practiquen los cristianos de todas las clases sociales como ésta del santo rosario. ¿Qué no han intentado los herejes modernos, Calvino, Bucero y otros, para desacreditar la devoción del rosario? Pero es notorio el gran fruto que ha traído a la tierra esta nobilísima devoción. ¡Cuántos por medio de él se han librado de los pecados! ¡Cuántos han llegado a tener vida santa! ¡Cuántos han logrado una buena muerte y se han salvado! Hay muchos libros que tratan de esto.
Basta saber que esta devoción ha sido aprobada por la santa Iglesia y los sumos pontífices la han enriquecido con indulgencias. Para ganarlas es menester que mientras se reza se mediten los misterios correspondientes. Si alguno no los supiera, bastará con que medite algún paso de la vida o de la pasión del Señor. Es necesario también rezar el rosario con devoción. Dijo la Virgen a la beata Eulalia que le agradaba más una parte rezada con pausa y devoción, que los quince misterios con precipitación y sin fervor. Por eso está muy bien rezarlo de rodillas y ante alguna imagen de María, y al principio hacer un acto de amor a Jesús y María pidiéndoles alguna gracia. Y es mejor rezarlo acompañado de otros que solo.
Nosotros los fieles católicos en cambio debemos utilizar el Santo Rosario para combatir la herejía modernista reinante como nos lo pidió el Santo Papa Pio X.
El Papa San Pío X fijó la fiesta del Santo Rosario el 7 de Octubre y afirmó: “Denme un ejército que rece el Rosario y vencerá al mundo”
-“El Rosario es el arma de combate de las batallas espirituales de los Últimos Tiempos” Sor Lucía Dos Santos 1957
La Santísima Virgen le dijo a San Antonio María Claret en el siglo XIX: «En el Santo Rosario está cifrada la salvación de España.»
El Santo Rosario es el arma escatológica, para los últimos tiempos, recémoslo y venceremos.
Nuestra Señora del Rosario Exterminadora de todas las herejías derrotará al Islam
“Yo venceré al Maldito Satanás ”
Nuestra Señora del Buen Suceso.
“¡ A las armas ! ¡Tomad en una mano la Cruz, y el Rosario en la otra, y combatid con valor, por la más noble de las causas: por el honor de Dios y la gloria de su Madre !”
San Luis María G. de Montfort, Prólogo de El Secreto del Santo Rosario.
En el Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen, San Luis María Grignion de Montfort nos enseña que la Virgen María nos liderará en la lucha contra Satanás , para batallar en contra del ejercito del Anticristo; formado por herejes, apóstatas, cismáticos, impíos, idolatras y mahometanos.
“El poder de María sobre todos los demonios resplandecerá, sin embargo, de modo particular en los últimos tiempos, cuando Satanás pondrá asechanzas a su calcañar, o sea, a sus humildes servidores y pobres hijos que Ella suscitará para hacerle la guerra. Serán pequeños y pobres a juicio del mundo; humillados delante de todos; rebajados y oprimidos como el calcañar respecto de los demás miembros del cuerpo. Pero en cambio, serán ricos en gracias y carismas, que María les distribuirá con abundancia; grandes y elevados en santidad delante de Dios, superiores a cualquier otra criatura por su celo ardoroso; y tan fuertemente apoyados en el socorro divino, que, con la humildad de su calcañar y unidos a María, aplastarán la cabeza del demonio y harán triunfar a Jesucristo”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.