Oración.- Oh Dios, que nos perdonáis y deseáis la salvación de todos los hombres, imploramos vuestra clemencia, para que, por la intercesión de María Santísima y de todos los Santos, concedáis a las almas de los hermanos, parientes y bienhechores nuestros que han salido de este mundo, la gracia de llegar a la reunión de la eterna felicidad.
Oh Santísima Virgen María, Reina del Purgatorio: vengo a depositar en vuestro Corazón Inmaculado una plegaria a favor de las benditas almas que sufren en el lugar de expiación. Dignaos escucharla, benignísima Señora, si es ésta vuestra voluntad y la de vuestro Santísimo Hijo. Amén
- – ¡Oh María, Reina del Purgatorio!, os ruego por las almas por las cuales tengo o pueda tener alguna obligación, sea de caridad o de justicia. AVEMARÍA.- Réquiem aeternam dona is Dómine; et lux perpétua lúceat eis.
- – ¡Oh María, Reina del Purgatorio!, os ruego por las almas más abandonadas y olvidadas por las cuales nadie ruega; Vos, oh Madre, que os acordáis de ellas, aplicadles los méritos de la Pasión de Jesús, vuestros méritos y los de los Santos, y encontrarán saludable refrigerio. AVEMARÍA.- Réquiem aeternam…
- – ¡Oh María, Reina del Purgatorio!, os ruego por aquellas almas que han de salir más pronto de aquel lugar de penas, para que cuanto antes vayan a cantar en vuestra compañía las eternas misericordias del Señor. AVEMARÍA.- Réquiem aeternam…
- – ¡Oh María, Reina del Purgatorio!, os ruego de una manera especial por aquellas almas que han de estar más tiempo padeciendo y satisfaciendo a la divina Justicia. Tened compasión de ellas, ya que no pueden merecer sino sólo padecer; abreviad sus penas y derramad sobre las mismas el bálsamo de vuestro consuelo. AVEMARÍA.-Réquiem aeternam…
- – ¡Oh María, Reina del Purgatorio!, os ruego de un modo especial por aquellas almas que más padecen. Es verdad que todas sufren con resignación, pero sus penas son atroces y no podemos imaginarlas siquiera. Interceded por ellas, y Dios escuchará vuestra plegaria. AVEMARÍA.- Réquiem aeternam…
Oración Final.- ¡Oh Virgen! Os pido que, así como me acuerdo yo de las almas del Purgatorio, se acuerden de mí los demás, si he de ir allá a satisfacer por mis pecados. En Vos, oh Madre, pongo toda mi confianza de hijo, y sé que no he de quedar defraudado. Amén.
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