Novena a San José

 

¡Santo Ilustre! heredero de las virtudes de todos los patriarcas! ¡Buen y fiel guardián de la Sagrada Familia! Tú eres mi glorioso protector y siempre serás, después de Jesús y María, el objeto de mi más profunda veneración y tierna confianza. Tú eres el santo más oculto y particularmente el patrón de quienes sirven a Dios con la mayor pureza de intención y fervor de devoción. Oh, modelo y guardián de las almas puras, que nos has dado tan ilustre ejemplo de pureza, abnegación al deber, fidelidad, humildad, paciencia, obediencia y confianza en la divina Providencia, conmuévete con la confianza que pongo en tu intercesión, y obtén para mí la gracia de practicar todas las virtudes que me harán agradable a Dios.

Doy gracias a Dios por los favores notables que te ha concedido y,   te imploro por tu gracia de intercesión que imite tus virtudes. En unión con todos aquellos que alguna vez han sido los más devotos tuyos, ahora me consagro a tu servicio, suplicándote, por amor a Jesucristo, quien se dignó amarte y obedecerte como a un hijo, que te conviertas en un padre para mí, y obtén  para mí el respeto filial, la confianza y el amor de un niño hacia ti.

¡Oh poderoso abogado de todos los cristianos! cuya intercesión, como nos asegura santa Teresa, nunca ha fallado, dígnate  interceder ahora por mí y conseguirme la gracia particular que te pido en esta novena. [Especifícala.] 

Preséntame, oh gran santo, a la adorable Trinidad, con quien tuviste una correspondencia tan gloriosa e íntima. Obtén que nunca borre por el pecado la imagen sagrada a cuya semejanza fui creado. Ruega por mí que mi divino Redentor encienda en mi corazón y en todos los corazones el fuego de su amor e infunda en él las virtudes de su adorable infancia, su pureza, sencillez, obediencia y humildad. Obtén también para mí una devoción viva a tu virgen esposa, y protégeme tan poderosamente en la vida y en la muerte que pueda tener la felicidad de morir como tú, en la amistad de mi Creador y bajo la protección inmediata de la Madre de Dios. 

(La indulgencia de 5 años se concede a todos los fieles que, con corazón contrito, realicen devotamente en cualquier momento del año una novena en honor a San José, esposo de María santísima - Pío IX)