La madre de Gemma le enseñó desde pequeña a arrodillarse todos los días apoyada sobre sus manos y rezar 3 Avemarías, pidiéndole a la Santísima Madre que le obtuviera la gracia de la pureza. Al final de su vida, cerca de la muerte, un compañero fue a verla y la encontró arrodillada apoyada sobre sus manos, rezando las 3 Avemarías por la pureza. Incluso al final de su vida no abandonó esta santa práctica. Por lo tanto, podemos invocarla con confianza para que nos ayude contra las tentaciones de la impureza.
Tal era el celo de Santa Gema por la salvación de las almas que le dijo a Nuestro Señor.
“Jesús; yo quiero llegar con mi voz hasta los últimos confines del universo para alcanzar a todos los pecadores, y gritarles que entren todos dentro de tu Corazón”.
San Mateo 5:8
Oremos:
Oh brillante flor del cielo, Santa Gema, espejo de pureza y penitencia, obtén para nosotros la gracia de la pureza y ayúdanos contra todas las tentaciones de la carne. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Santa Gemma ruega por nosotros
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