Oh Jesús, que por tu ardiente amor por nosotros quisiste ser crucificado y derramar tu preciosísima sangre por la redención y salvación de nuestras almas, míranos aquí reunidos en memoria de tu dolorosa Pasión y Muerte, confiando plenamente en Tu misericordia; límpianos del pecado por tu gracia, santifica nuestro trabajo, danos a nosotros y a todos los que nos son queridos nuestro pan de cada día, endulza nuestros sufrimientos, bendice a nuestras familias y a las naciones tan gravemente afligidas, concédenos tu paz, que es la única paz verdadera, para que por la obediencia a tus mandamientos lleguemos al fin a la gloria del cielo. Amén
A los fieles que recen esta oración con devoción el Viernes Santo a las tres de la tarde, hora en que nuestro Señor Jesucristo expiró en la Cruz, se les concede: una indulgencia de 500 días.
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