Mártir de Cristo por defender la fe y la pureza.
Memorial: † 26 de junio.
Mártir de la castidad en el umbral de la juventud.
El Santo Cura de Ars nos enseña: «Es por las batallas contra el infierno, y por la resistencia a las tentaciones que le damos a Dios pruebas de nuestro amor.»
En San Pelayo convergen tanto la resistencia ante el Islam y ante la perversión sexual del opresor Abderramán.
Leemos en el “Martirologio”: “En Córdoba, en la región hispánica de Andalucía, san Pelayo, mártir, que a los trece años, por querer conservar su fe en Cristo y su castidad ante las costumbres deshonestas de Abd al-Rahmán III, califa de los musulmanes, consumó su martirio glorioso al ser despedazado con tenazas (925)”.
¡Oh martirio verdaderamente digno de Dios -concluyen las crónicas- que comenzó a la hora séptima, y llegó a su cumplimiento al atardecer del mismo día! El santísimo Pelayo, a la edad aproximada de trece años y medio, sufrió el martirio según se ha dicho, en la ciudad de Córdoba, en el reinado de Abderramán, sin duda un domingo, a la hora décima, el 26 de junio en la era de 925».
El pequeño Pelayo quedaba admirado al contemplar que muchos de los que antes habían compartido con él la cárcel estaban ahora en lugares de honor ¿Por qué? La respuesta era fácil: habían claudicado de su fe o habían consentido en aberraciones vergonzosas.
Dom Prospero Gueranger escribió sobre San Pelayo en el Año Litúrgico:
Mala época empezó para España cristiana con la pérdida de la batalla del Guadalete. Los árabes, esos hijos del desierto, como aluvión, la cubrieron por completo. Todo desapareció a su paso: monarquía, sociedad, instituciones, leyes, fortunas…, sólo quedó en pie la Iglesia. Sus califas fundaron un imperio brillante, edificaron ciudades suntuosas, levantaron palacios magníficos y mezquitas que rivalizaron con las de Damasco, Babilonia y Jerusalén. Más trajeron también sus vicios y fanatismo.
Pasados los primeros tiempos de desconcierto, los españoles, refugiados en las montañas del norte de la Península y gracias a su fe Cristiana —esencialmente espiritualista en contraposición a la sensualista de los mahometanos—, empezaron a sacudir el yugo del invasor y a reconquistar, palmo a palmo, todo el terreno, en una cruzada heroica que había de durar ocho siglos. ¡Cuántos combates, cuántas guerras, cuántas lágrimas y cuántas ruinas habría de costar hasta arrojar el moro a Africa!
Cinco años pasó cumpliendo penosos y viles trabajos, hasta que un día el sensual Califa puso los ojos en su belleza para nombrarle su copero, y agruparle a la muchedumbre de efebos que eran objeto de sus infames pasiones. Presentado al Califa cordobés, le dijo éste: “Niño, grandes honores te aguardan; ya ves mi riqueza y mi poder: pues una gran parte de todo ello será para ti. Tendrás oro, plata, vestidos, alhajas, caballos. Pero es preciso que te hagas musulmán, como yo, porque he oído que eres cristiano, y que empiezas ya a discutir en defensa de tu religión”. Con serenidad y energía contestó el muchacho; Si, oh rey, soy cristiano; lo he sido y lo seré. Todas tus riquezas no valen nada. “Es possible que Abderrahmán no comprendiera toda la decision que había en esta respuesta; la gracia del muchacho y el encanto de su voz le cegaban. Llevado de su instinto brutal se adelantó hacia él y le tocó la túnica con las manos. Lleno de ira, el santo adolescente retrocedió diciendo; “¡Atrás, perro!” ¿Crees acaso que soy como esos jóvenes que te acompañan?” Y al mismo tiempo hizo añicos su túnica de seda. “Llevadle de aquí, dijo el príncipe, y educadle mejor, si podéis; de lo contrario, ya sabéis lo que merece.” Vinieron después los ruegos y las amenazas, pero nada pudo vencer el amor heroico del mártir. Pelayo decía sin cesar: “Señor líbrame de las garras de mis enemigos.” Colocado en una máquina de guerra, fué lanzado desde un patio del alcázar hasta el lado opuesto del río, y, como todavía diese muestras de vida, un negro de la guardia le segó la cabeza.
Recogidas sus reliquias por los cristianos, fueron llevadas a Oviedo y puestas en un arca por Fernando I, que entregó a un monasterio de benedictinas, que todavía subsiste.
Súplica a San Pelayo por España — Oh Pelayo, ¡cuán grande es tu gloria en el cielo! Con Justo y Pastor, con Dominguito del Val, con Eulalia y Julia y con Flora formas un manojito de encendidos claveles y de blancas azucenas digno de presentarse al Rey de la gloria. Ni la brillante corte del Califa de Córdoba, ni sus deslumbrantes promesas engañaron tus ojos. Preferiste a esos engañosos y caducos placeres la incomparable gloria prometida por Jesucristo a los que dan su vidá por él. Acuérdate de pedir por España, libre ya de musulmanes pero no de marxistas, para que conserve su fe. Sobre todo ruega por la juventud, cuya fe trata de pervertirse con doctrinas de perversas filosofías, y cuya castidad se encuentra amenazada por un sensualismo pagano.
San Antonio de Padua Confesor y Doctor de la Iglesia nos enseña: Estos son los siete candelabros que iluminan a todas las iglesias, reunidas por el Espíritu de la gracia septiforme, en medio de las cuales el prelado, a semejanza del Hijo del hombre, o sea, de Jesucristo, debe caminar en la pobreza, en la humildad, en la obediencia, vestido del alba blanca. El alba es la túnica talar, que llevaba Aarón, y significa la castidad del cuerpo, a la que se debe unir la pureza del corazón.
Son innumerables los santos mártires y víctimas de las persecuciones del Islam a la Santa Fe de Cristo, entre ellos tenemos, por ejemplo, San Argimiro, Santa Columba, San Eulogio, Santa Flora, San Gumersindo, San Pelayo, San Rodrigo, San Perfecto, San Pedro Armengol entre muchos otros valientes mártires católicos que sellaron con su sangre el testimonio de la fe; pidámosles que nos protejan de la apostasía de Bergoglio.
La agenda Anticatólica de Jorge Mario Bergoglio está desafiando abiertamente al Dios verdadero, promueve la invasión musulmana, y la ideología de género marxista.
En Argentina Bergoglio ya había traicionado la fe.
El Islam promete un paraíso carnal
Los cristianos tienen razón en confiar en Dios, al contrario de los seguidores de Mahoma: Moría un sacerdote de la Compañía de Jesús, que en vida se había desvelado mucho por la conversión de los pecadores (como se lee en el menólogo de la Compañía) y moría con tanta alegría y confianza de su salvación, que parecía excesiva; y se le dijo que en la muerte se debía confiar, pero también temer. Pero él respondió: “Y ¡que! ¿he servido por ventura a Mahoma? He servido a un Dios que es tan grande como fiel; ¿por qué he de temer?”.
Bergoglio es un asesino de almas que abiertamente desafía las leyes de Dios, y se rebela contra la fe católica, y está fomentando la corrupción moral, que busca que los que se auto-identifican como homosexuales, en lugar de arrepentirse y de abandonar el pecado, se obstinen en el vicio y se fundan con el pecado mortal; inventando una nueva seudo-identidad homosexual contraria al sexo biológico dado por Dios. Para que rebelándose contra su propia naturaleza caigan en el pecado de la impenitencia final, y expulsen al Espíritu Santo de su cuerpo, destierren a Cristo y adoren a uno falso y destruyan sus almas eternamente.
San Pablo advirtió claramente que no nos dejáramos engañar ya que todos los que no se arrepienten de sus pecados se condenan. Por eso NO entrarán al Reino de los Cielos los homosexuales, ni los travestis, ni los afeminados, ni los adúlteros, ni los idólatras, ni los alcohólicos, ni los blasfemos, ni ningún otro impenitente.
San Pablo maldice a los que predican un falso evangelio.
— De los Sermones de san Antonio de Padua:
¡Qué grande es la vanagloria de creerse que pueda el hombre hacerse Dios! ¡Desgraciado! Por haber querido vanamente divinizarte te has rebajado hasta infrahumanizarte.
Por cierto, es necesario aclarar que no hay dignidad en un hombre entregado al pecado, por eso Cristo vino a destruir el pecado. Porque el Pecado no pertenece a nuestra naturaleza humana. De la misma manera, los ángeles apóstatas no conservaron su dignidad cuando se rebelaron contra Dios. De tal manera que la Palabra de Dios compara al apóstata impenitente con las Bestias.
Hay que recordar que ninguna ley se da para quienes hacen lo bueno. La ley tiene en cuenta a los rebeldes y desobedientes, a los malvados y pecadores, a los que no respetan a Dios ni a la religión, a los que matan a su padre o a su madre, a todos los asesinos, a los que cometen inmoralidades sexuales, a los homosexuales, a los traficantes de esclavos, a los mentirosos y a los que juran en falso; es decir, a los que hacen cosas que van en contra de la sana enseñanza.
Hay que recordar que ninguna ley se da para quienes hacen lo bueno. La ley tiene en cuenta a los rebeldes y desobedientes, a los malvados y pecadores, a los que no respetan a Dios ni a la religión, a los que matan a su padre o a su madre, a todos los asesinos, a los que cometen inmoralidades sexuales, a los homosexuales, a los traficantes de esclavos, a los mentirosos y a los que juran en falso; es decir, a los que hacen cosas que van en contra de la sana enseñanza.
Leemos en Deuteronomio 23:17, "No deberá haber ramera entre las hijas de Israel, ni deberá haber sodomita entre los hijos de Israel."
Primera de Reyes 15:11,12: "Y Asa hizo lo recto ante los ojos del Señor, como David su padre lo hizo. Y sacó a los sodomitas de la tierra y quitó todos los ídolos que sus padres habían hecho. "
La Palabra de Dios enseña claramente que ningún sacerdote tiene "derecho" a cometer sacrilegio eucarístico: "No déis lo santo a los perros ni arrojéis vuestras perlas delante de los puercos".
Como en todos los sagrados misterios… ninguno puede compararse con… la Eucaristía, así mismo no existe peor castigo proveniente de Dios al cual se le debe temer para crimen alguno, que para el uso profano o irreligioso que hagan los fieles de aquello que contenga… el mismísimo Autor y Fuente de santidad.
Para recibir la Eucaristía es necesario estar en estado de gracia. Leemos en el Catecismo Mayor de San Pío 10:
Numeral 494.- Pregunta: ¿Se satisface al segundo y tercer mandamientos con una confesión o comunión sacrílegas? La respuesta es No- Quien hiciese una confesión y comunión sacrílega no satisfaría al segundo y tercer mandamientos de la Iglesia, porque la intención de la Iglesia es que recibamos estos sacramentos para el fin que fueron instituidos, que es nuestra santificación.
Como en todos los sagrados misterios… ninguno puede compararse con… la Eucaristía, así mismo no existe peor castigo proveniente de Dios al cual se le debe temer para crimen alguno, que para el uso profano o irreligioso que hagan los fieles de aquello que contenga… el mismísimo Autor y Fuente de santidad.
Para recibir la Eucaristía es necesario estar en estado de gracia. Leemos en el Catecismo Mayor de San Pío 10:
Numeral 494.- Pregunta: ¿Se satisface al segundo y tercer mandamientos con una confesión o comunión sacrílegas? La respuesta es No- Quien hiciese una confesión y comunión sacrílega no satisfaría al segundo y tercer mandamientos de la Iglesia, porque la intención de la Iglesia es que recibamos estos sacramentos para el fin que fueron instituidos, que es nuestra santificación.
Había mandado el Señor, antes de ahora, amar a los enemigos y hacer bien a los que nos aborrecen y hacen mal; y para que los sacerdotes no piensen que también deben concederles las cosas divinas, les advirtió sobre esta idea, diciendo: "No déis lo santo a los perros", como si dijese: "Os he mandado amar a vuestros enemigos y hacer bien a los que os perjudican con vuestros bienes materiales". Pero no con vuestros bienes espirituales, porque vuestros enemigos son iguales a vosotros en cuanto a la naturaleza, no en cuanto a la fe. Dios concede los beneficios terrenos lo mismo a los dignos que a los indignos, pero no así las gracias espirituales.
Había mandado el Señor, antes de ahora, amar a los enemigos y hacer bien a los que nos aborrecen y hacen mal; y para que los sacerdotes no piensen que también deben concederles las cosas divinas, les advirtió sobre esta idea, diciendo: "No déis lo santo a los perros", como si dijese: "Os he mandado amar a vuestros enemigos y hacer bien a los que os perjudican con vuestros bienes materiales". Pero no con vuestros bienes espirituales, porque vuestros enemigos son iguales a vosotros en cuanto a la naturaleza, no en cuanto a la fe. Dios concede los beneficios terrenos lo mismo a los dignos que a los indignos, pero no así las gracias espirituales.
O bien los perros son aquellos que han vuelto a su vómito, y los puercos los que, aún no convertidos, se revuelcan en el cieno de los vicios (ver Proverbios 26.11; Segunda Carta de San Pedro 2.22).
¡Ay también de todos los que se acercan a la sagrada mesa con maligna y manchada conciencia! Porque aunque no entreguen al Salvador a los judíos para que lo crucifiquen, lo entregan como alimento a sus inicuos miembros. Y para explicarlo más añade: “Más le valiera a aquel hombre no haber nacido.”
Este tipo de Sacrilegios es lo que ocasiona la abominación de la desolación.
Leamos al Profeta Daniel 8:12 Y el ejército será entregado al cuerno junto con el sacrificio continuo a causa de la transgresión; arrojará por tierra la verdad y hará su voluntad y prosperará.
Daniel 11:31 Y se levantarán de su parte tropas que profanarán el santuario y la fortaleza, y quitarán el continuo sacrificio, y pondrán la abominación desoladora.
Leemos en la Segunda Carta de San Pedro 2:2 Y muchos irán en pos de las lascivias de ellos; por quienes el camino de la verdad blasfemado será.
La Biblia advierte que el "Cristiano" impenitente que sigue pecando pisotea la Sangre de Cristo. Y por obstinarse en seguir pecando lo único que le espera es la condenación eterna.
Carta a los Hebreos 10:26 Advertencia al que peca deliberadamente.
Porque si seguimos pecando intencionalmente después de haber conocido la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados; solamente nos queda la terrible amenaza del juicio y del fuego ardiente que destruirá a los enemigos de Dios. Cuando alguien desobedece la ley de Moisés, si hay dos o tres testigos que declaren contra él, se le condena a muerte sin compasión. Pues ¿no creen ustedes que mucho mayor castigo merecen los que pisotean al Hijo de Dios y desprecian su sangre, los que insultan al Espíritu del Dios que los ama?
Porque si seguimos pecando intencionalmente después de haber conocido la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados; solamente nos queda la terrible amenaza del juicio y del fuego ardiente que destruirá a los enemigos de Dios. Cuando alguien desobedece la ley de Moisés, si hay dos o tres testigos que declaren contra él, se le condena a muerte sin compasión. Pues ¿no creen ustedes que mucho mayor castigo merecen los que pisotean al Hijo de Dios y desprecian su sangre, los que insultan al Espíritu del Dios que los ama?
San Jerónimo
Será también una señal de la venida del Señor, la predicación del Evangelio en todo el mundo, de modo que ninguno tendrá excusa.
San Ignacio de Antioquia. En su Carta a los Efesios advirtió:
No escuchéis a quien no habla de Jesucristo en la verdad
En la Catena Aurea leemos esta cita de Orígenes:
Cuando dice: "Y seréis aborrecidos de todas las gentes por mi nombre", nadie podrá salvarse porque a la sazón todas las gentes estarán de acuerdo en contra de los cristianos, y cuando sucediese todo lo que Jesucristo ha predicho, tendrán lugar las persecuciones, ya no en una sola parte como antes, sino en general en todo el mundo se levantarán contra el pueblo de Dios.
San Mateo 24:13 Mas el que persevere hasta el fin, este será salvo.
Orígenes en la Catena Aurea: Pero el que pueda perseverar en la tradición apostólica, se salvará; y así, predicado el Evangelio a todas las almas, servirá de testimonio a todas las gentes, esto es, a todos los pensamientos incrédulos de ciertas almas.
San Juan Crisóstomo comentó:
Después los separa hasta de lugar, pues sigue: "Y colocará a las ovejas a la derecha, y los cabritos a la izquierda".
Después que venga el Anticristo, los hombres se harán lascivos, entregándose a los vicios más enormes, según aquellas palabras del Apóstol (Segunda de Timoteo 3,4): "los que son más amantes de sus pasiones que de Dios". Por tanto, si en el Anticristo se encierra todo pecado, ¿qué es lo que éste traerá a la raza humana en aquel tiempo sino sus vicios? Y esto es lo que el Señor dio a conocer por el ejemplo del diluvio y de los sodomitas.
Después que venga el Anticristo, los hombres se harán lascivos, entregándose a los vicios más enormes, según aquellas palabras del Apóstol (Segunda de Timoteo 3,4): "los que son más amantes de sus pasiones que de Dios". Por tanto, si en el Anticristo se encierra todo pecado, ¿qué es lo que éste traerá a la raza humana en aquel tiempo sino sus vicios? Y esto es lo que el Señor dio a conocer por el ejemplo del diluvio y de los sodomitas.
Carta a los Hebreos 3:15 Recuerden lo que dice: «Cuando oigan hoy su voz, no endurezcan el corazón como lo hicieron los israelitas cuando se rebelaron».
San Agustín nos enseña: El que no se arrepiente de su vida pasada, no puede emprender otra nueva.
Oremos por intercesión de San Pelayo pidiendo por el don de la perseverancia final. Y hagamos nuestras estas hermosas palabras de la Carta a los Hebreos 10: 38 Mas nosotros, hermanos, no somos de los hijos que desertan de la fe para perderse, sino de los fieles y constantes para poner a salvo al alma, y asegurarle la eterna gloria.
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