lunes, 26 de junio de 2023

San Pelayo de Córdoba —Mártir de la Fe y la Pureza por rechazar el Islam y la homosexualidad.

 Mártir de Cristo por defender la fe y la pureza.

Memorial:  26 de junio.

 Mártir de la castidad en el umbral de la juventud.

El Santo Cura de Ars nos enseña: «Es por las batallas contra el infierno, y por la resistencia a las tentaciones que le damos a Dios pruebas de nuestro amor.»


San Pelayo de Córdoba, el joven que prefirió la muerte antes que ceder a la corrupción moral, y ser martirizado antes que apostatar.

En San Pelayo convergen tanto la resistencia ante el Islam y ante la perversión sexual del opresor Abderramán.


Leemos en el “Martirologio”: “En Córdoba, en la región hispánica de Andalucía, san Pelayo, mártir, que a los trece años, por querer conservar su fe en Cristo y su castidad ante las costumbres deshonestas de Abd al-Rahmán III, califa de los musulmanes, consumó su martirio glorioso al ser despedazado con tenazas (925)”.



¡Oh martirio verdaderamente digno de Dios -concluyen las crónicas- que comenzó a la hora séptima, y llegó a su cumplimiento al atardecer del mismo día! El santísimo Pelayo, a la edad aproximada de trece años y medio, sufrió el martirio según se ha dicho, en la ciudad de Córdoba, en el reinado de Abderramán, sin duda un domingo, a la hora décima, el 26 de junio en la era de 925».
San Pelayo hizo Proselitismo en la Cárcel: Su hagiografía refleja que, durante los cuatro años que pasó en Córdoba en calidad de rehén, sin que el rescate fuera pagado por -su tío, el obispo, el muchacho se destacó por su inteligencia y su fe, haciendo proselitismo de Cristo e insistiendo, tanto que esta actividad fue la que provocó que fuera tentado por Abderramán III para convertirse al islamismo, lo que él rechazó con vehemencia.
El pequeño Pelayo quedaba admirado al contemplar que muchos de los que antes habían compartido con él la cárcel estaban ahora en lugares de honor ¿Por qué? La respuesta era fácil: habían claudicado de su fe o habían consentido en aberraciones vergonzosas.

Dom Prospero Gueranger escribió sobre San Pelayo en  el Año Litúrgico: 

Mala época empezó para España cristiana con la pérdida de la batalla del Guadalete. Los árabes, esos hijos del desierto, como aluvión, la cubrieron por completo. Todo desapareció a su paso: monarquía, sociedad, instituciones, leyes, fortunas…, sólo quedó en pie la Iglesia. Sus califas fundaron un imperio brillante, edificaron ciudades suntuosas, levantaron palacios magníficos y mezquitas que rivalizaron con las de Damasco, Babilonia y Jerusalén. Más trajeron también sus vicios y fanatismo.

Pasados los primeros tiempos de desconcierto, los españoles, refugiados en las montañas del norte de la Península y gracias a su fe Cristiana —esencialmente espiritualista en contraposición a la sensualista de los mahometanos—, empezaron a sacudir el yugo del invasor y a reconquistar, palmo a palmo, todo el terreno, en una cruzada heroica que había de durar ocho siglos. ¡Cuántos combates, cuántas guerras, cuántas lágrimas y cuántas ruinas habría de costar hasta arrojar el moro a Africa!

 Precisamente en los primeros años de siglo X los Reyes de León y Navarra, en su empeño de ir desalojando al árabe de sus posiciones, se atrevieron a desafiar al inmenso poderío del Califa de Córdoba, Abderrahmán III. Pero fueron derrotados, y bastantes de sus soldados y de su séquito cautivos y llevados a Córdoba. Entre estos se encontró Hermogio, obispo de Túy, cuya sustitución por un sobrino suyo llamado Pelayo, niño de 10 años, fué consentida por el Califa. La cárcel, las cadenas y el látigo le esperaban allí, pero también la firmeza en la fe y el amor a la castidad, que había aprendido en su hermosa tierra, y que los clérigos concautivos afianzaron.

Cinco años pasó cumpliendo penosos y viles trabajos, hasta que un día el sensual Califa puso los ojos en su belleza para nombrarle su copero, y agruparle a la muchedumbre de efebos que eran objeto de sus infames pasiones. Presentado al Califa cordobés, le dijo éste: “Niño, grandes honores te aguardan; ya ves mi riqueza y mi poder: pues una gran parte de todo ello será para ti. Tendrás oro, plata, vestidos, alhajas, caballos. Pero es preciso que te hagas musulmán, como yo, porque he oído que eres cristiano, y que empiezas ya a discutir en defensa de tu religión”. Con serenidad y energía contestó el muchacho; Si, oh rey, soy cristiano; lo he sido y lo seré. Todas tus riquezas no valen nada. “Es possible que Abderrahmán no comprendiera toda la decision que había en esta respuesta; la gracia del muchacho y el encanto de su voz le cegaban. Llevado de su instinto brutal se adelantó hacia él y le tocó la túnica con las manos. Lleno de ira, el santo adolescente retrocedió diciendo; “¡Atrás, perro!” ¿Crees acaso que soy como esos jóvenes que te acompañan?” Y al mismo tiempo hizo añicos su túnica de seda. “Llevadle de aquí, dijo el príncipe, y educadle mejor, si podéis; de lo contrario, ya sabéis lo que merece.” Vinieron después los ruegos y las amenazas, pero nada pudo vencer el amor heroico del mártir. Pelayo decía sin cesar: “Señor líbrame de las garras de mis enemigos.” Colocado en una máquina de guerra, fué lanzado desde un patio del alcázar hasta el lado opuesto del río, y, como todavía diese muestras de vida, un negro de la guardia le segó la cabeza.



 Recogidas sus reliquias por los cristianos, fueron llevadas a Oviedo y puestas en un arca por Fernando I, que entregó a un monasterio de benedictinas, que todavía subsiste.



Súplica  a San Pelayo por España — Oh Pelayo, ¡cuán grande es tu gloria en el cielo! Con Justo y Pastor, con Dominguito del Val, con Eulalia y Julia y con Flora formas un manojito de encendidos claveles y de blancas azucenas digno de presentarse al Rey de la gloria. Ni la brillante corte del Califa de Córdoba, ni sus deslumbrantes promesas engañaron tus ojos. Preferiste a esos engañosos y caducos placeres la incomparable gloria prometida por Jesucristo a los que dan su vidá por él. Acuérdate de pedir por España, libre ya de musulmanes pero no de marxistas, para que conserve su fe. Sobre todo ruega por la juventud, cuya fe trata de pervertirse con doctrinas de perversas filosofías, y cuya castidad se encuentra amenazada por un sensualismo pagano.


 San Antonio de Padua Confesor y Doctor de la Iglesia nos enseña: Estos son los siete candelabros que iluminan a todas las iglesias, reunidas por el Espíritu de la gracia septiforme, en medio de las cuales el prelado, a semejanza del Hijo del hombre, o sea, de Jesucristo, debe caminar en la pobreza, en la humildad, en la obediencia, vestido del alba blanca. El alba es la túnica talar, que llevaba Aarón, y significa la castidad del cuerpo, a la que se debe unir la pureza del corazón.


Son innumerables los santos mártires y víctimas de las persecuciones del Islam a la Santa Fe de Cristo, entre ellos tenemos, por ejemplo, San Argimiro, Santa Columba, San Eulogio, Santa Flora, San Gumersindo, San Pelayo, San Rodrigo, San Perfecto, San Pedro Armengol entre muchos otros valientes mártires católicos que sellaron con su sangre el testimonio de la fe; pidámosles que nos protejan de la apostasía de Bergoglio.

La agenda Anticatólica de Jorge Mario Bergoglio está desafiando abiertamente al Dios verdadero, promueve la invasión musulmana, y la ideología de género marxista.

En Argentina Bergoglio ya había traicionado la fe.

Santo Tomas de Aquino enseña: Asimismo, si alguien adorara el sepulcro de Mahoma, sería considerado como apóstata.





Escuchemos estas dos citas de San Alfonso de Ligorio   donde denuncia la falsa religión del Islam:

  • El Islam promete un paraíso carnal

El paraíso de los mahometanos, sin embargo, sólo es apto para bestias; pues el asqueroso placer sensual es todo lo que el creyente debe esperar allí.

  • Los cristianos tienen razón en confiar en Dios, al contrario de los seguidores de Mahoma: Moría un sacerdote de la Compañía de Jesús, que en vida se había desvelado mucho por la conversión de los pecadores (como se lee en el menólogo de la Compañía) y moría con tanta alegría y confianza de su salvación, que parecía excesiva; y se le dijo que en la muerte se debía confiar, pero también temer. Pero él respondió: “Y ¡que! ¿he servido por ventura a Mahoma? He servido a un Dios que es tan grande como fiel; ¿por qué he de temer?”. 


Bergoglio es un asesino de almas que abiertamente desafía las leyes de Dios, y se rebela contra la fe católica, y está fomentando la corrupción moral, que busca que los que se auto-identifican como homosexuales, en lugar de arrepentirse y de abandonar el pecado, se obstinen en el vicio y se fundan con el pecado mortal; inventando una nueva  seudo-identidad homosexual contraria al sexo biológico dado por Dios. Para que rebelándose contra su propia naturaleza caigan en el pecado de la impenitencia final, y expulsen al Espíritu Santo de su cuerpo, destierren a Cristo y adoren a uno falso y destruyan sus almas eternamente.

San Pablo advirtió claramente que no nos dejáramos engañar ya que todos los que no se arrepienten de sus pecados se condenan. Por eso NO entrarán al Reino de los Cielos los homosexuales, ni los travestis, ni los afeminados, ni los adúlteros, ni los idólatras, ni los alcohólicos, ni los blasfemos, ni ningún otro impenitente.

San Pablo maldice a los que predican un falso evangelio. 



Gálatas 1:9 Si alguien les anuncia un evangelio diferente del que ya recibieron, que caiga sobre él la maldición de Dios.


— De los Sermones de san Antonio de Padua:

¡Qué grande es la vanagloria de creerse que pueda el hombre hacerse Dios! ¡Desgraciado! Por haber querido vanamente divinizarte te has rebajado hasta infrahumanizarte.

Por cierto, es necesario aclarar que no hay dignidad en un hombre entregado al pecado, por eso Cristo vino a destruir el pecado. Porque el Pecado no pertenece a nuestra naturaleza humana. De la misma manera, los ángeles apóstatas no conservaron su dignidad cuando se rebelaron contra Dios. De tal manera que la Palabra de Dios compara al apóstata impenitente con las Bestias. 

El Apocalipsis les llama 'Perros' y los ubica fuera del Cielo.  Apocalipsis 22:15 Pero afuera se quedarán los perros, los hechiceros, los que comenten inmoralidades sexuales, los asesinos, los idólatras y todo el que ama y practica la mentira. Tanto es así que el Apocalipsis llama al falso profeta "Bestia", también conocido como el hijo de perdición y también como el hombre sin ley porque usurpando el lugar de Dios desafía la Ley de Dios.
Apocalipsis 22:15 Nueva biblia católica Otros deben permanecer fuera: los perros,[a] los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras y todo aquel que ama y practica el engaño. Notas al pie Apocalipsis 22:15 cuando el término "perros" se aplicó a personas, se refería a todo tipo de personas ceremonialmente impuras y también a personas de baja moralidad: p. ej., prostitutos (Dt 23:18) y líderes infieles (Isa 56:10).

Leemos en la Primera Carta a Timoteo 1:9-10

Hay que recordar que ninguna ley se da para quienes hacen lo bueno. La ley tiene en cuenta a los rebeldes y desobedientes, a los malvados y pecadores, a los que no respetan a Dios ni a la religión, a los que matan a su padre o a su madre, a todos los asesinos,  a los que cometen inmoralidades sexuales, a los homosexuales, a los traficantes de esclavos, a los mentirosos y a los que juran en falso; es decir, a los que hacen cosas que van en contra de la sana enseñanza.


Leemos en Deuteronomio 23:17, "No deberá haber ramera entre las hijas de Israel, ni deberá haber sodomita entre los hijos de Israel."  

Primera de Reyes 15:11,12: "Y Asa hizo lo recto ante los ojos del Señor, como David su padre lo hizo. Y sacó a los sodomitas de la tierra y quitó todos los ídolos que sus padres habían hecho. "


La Palabra de Dios enseña claramente que ningún  sacerdote tiene "derecho" a cometer sacrilegio eucarístico:  "No déis lo santo a los perros ni arrojéis vuestras perlas delante de los puercos".



 Leemos en el Catecismo del Concilio de Trento sobre el Sacrilegio en el Numeral 310:

Como en todos los sagrados misterios… ninguno puede compararse con… la Eucaristía, así mismo no existe peor castigo proveniente de Dios al cual se le debe temer para crimen alguno, que para el uso profano o irreligioso que hagan los fieles de aquello que contenga… el mismísimo Autor y Fuente de santidad.

Para recibir la Eucaristía es necesario estar en estado de gracia. Leemos en el Catecismo Mayor de San Pío 10:


 Numeral 494.- Pregunta: ¿Se satisface al segundo y tercer mandamientos con una confesión o comunión sacrílegas? La respuesta es No- Quien hiciese una confesión y comunión sacrílega no satisfaría al segundo y tercer mandamientos de la Iglesia, porque la intención de la Iglesia es que recibamos estos sacramentos para el fin que fueron instituidos, que es nuestra santificación.

 Leemos en la Catena Aurea un texto atribuido a Crisóstomo:

 Había mandado el Señor, antes de ahora, amar a los enemigos y hacer bien a los que nos aborrecen y hacen mal; y para que los sacerdotes no piensen que también deben concederles las cosas divinas, les advirtió sobre esta idea, diciendo: "No déis lo santo a los perros", como si dijese: "Os he mandado amar a vuestros enemigos y hacer bien a los que os perjudican con vuestros bienes materiales". Pero no con vuestros bienes espirituales, porque vuestros enemigos son iguales a vosotros en cuanto a la naturaleza, no en cuanto a la fe. Dios concede los beneficios terrenos lo mismo a los dignos que a los indignos, pero no así las gracias espirituales.



 Leemos en la Catena Aurea a Rábano:
O bien los perros son aquellos que han vuelto a su vómito, y los puercos los que, aún no convertidos, se revuelcan en el cieno de los vicios (ver Proverbios 26.11; Segunda Carta de San Pedro 2.22).





San Remigio advierte en la Catena Aurea:

¡Ay también de todos los que se acercan a la sagrada mesa con maligna y manchada conciencia! Porque aunque no entreguen al Salvador a los judíos para que lo crucifiquen, lo entregan como alimento a sus inicuos miembros. Y para explicarlo más añade: “Más le valiera a aquel hombre no haber nacido.” 


Este tipo de Sacrilegios es lo que ocasiona la abominación de la desolación.

 Leamos al Profeta Daniel 8:12 Y el ejército será entregado al cuerno junto con el sacrificio continuo a causa de la transgresión; arrojará por tierra la verdad y hará su voluntad y prosperará.

Daniel 11:31 Y se levantarán de su parte tropas que profanarán el santuario y la fortaleza, y quitarán el continuo sacrificio, y pondrán la abominación desoladora.

Leemos en la Segunda Carta de San Pedro 2:2 Y muchos irán en pos de las lascivias de ellos; por quienes el camino de la verdad blasfemado será.
En está  segunda carta el Apóstol  San  Pedro relaciona el castigo de estos falsos pastores con el castigo de los ángeles apóstatas  y de los sodomitas. Comparándolos con el perro que vuelve al vómito  y la puerca lavada que se revuelca en el lodo.

San Alfonso María  de Ligorio  advirtió que,  “el vicio de la impureza lleva consigo también la obstinación”.  San Pedro llama a este vicio, un pecado incesante. “Tienen los ojos llenos de adulterio y nunca cesan de pecar” – Segunda de Pedro 2:14. La Impureza se llama el pecado sin cesar a causa de la obstinación que lo induce.

La Biblia advierte que el "Cristiano" impenitente que sigue pecando pisotea la Sangre de Cristo. Y por obstinarse en seguir pecando lo único que le espera es la condenación eterna. 


Carta a los Hebreos 10:26 Advertencia al que peca deliberadamente. 


Porque si seguimos pecando intencionalmente después de haber conocido la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados; solamente nos queda la terrible amenaza del juicio y del fuego ardiente que destruirá a los enemigos de Dios. Cuando alguien desobedece la ley de Moisés, si hay dos o tres testigos que declaren contra él, se le condena a muerte sin compasión. Pues ¿no creen ustedes que mucho mayor castigo merecen los que pisotean al Hijo de Dios y desprecian su sangre, los que insultan al Espíritu del Dios que los ama?


San Jerónimo

Será también una señal de la venida del Señor, la predicación del Evangelio en todo el mundo, de modo que ninguno tendrá excusa.


San Ignacio de Antioquia. En su Carta a los Efesios advirtió:

  • No escuchéis a quien no habla de Jesucristo en la verdad

Onésimo mismo eleva muy alto vuestra disciplina en Dios, expresando con sus alabanzas que todos vosotros vivís según la verdad, y que ninguna herejía reside entre vosotros, sino que, por el contrario, vosotros no escucháis a persona alguna que les hable de otra cosa que no sea de Jesucristo en la verdad. Porque algunos hombres con perversa astucia tienen el hábito de tomar para todo el Nombre, pero obrando de otro modo y de manera indigna de Dios; a aquellos, debéis evitarlos como a las bestias salvajes. Son perros rabiosos, que muerden a escondidas. Debéis estar en guardia, pues sus mordeduras esconden una enfermedad difícil de curar. ( Carta a los Efesios)


En la Catena Aurea leemos esta cita de Orígenes:

Cuando dice: "Y seréis aborrecidos de todas las gentes por mi nombre", nadie podrá salvarse porque a la sazón todas las gentes estarán de acuerdo en contra de los cristianos, y cuando sucediese todo lo que Jesucristo ha predicho, tendrán lugar las persecuciones, ya no en una sola parte como antes, sino en general en todo el mundo se levantarán contra el pueblo de Dios.

San Mateo 24:13 Mas el que persevere hasta el fin, este será salvo.

Orígenes en la Catena Aurea: Pero el que pueda perseverar en la tradición apostólica, se salvará; y así, predicado el Evangelio a todas las almas, servirá de testimonio a todas las gentes, esto es, a todos los pensamientos incrédulos de ciertas almas.



San Juan Crisóstomo comentó:
Después los separa hasta de lugar, pues sigue: "Y colocará a las ovejas a la derecha, y los cabritos a la izquierda".

                       


San Jerónimo en la Catena Aurea explica:
El cabrito es animal lascivo, que en la ley antigua se ofrecía para víctima de los pecados; y no dice cabras, que pueden tener crías y salen esquiladas del lavadero.

Teofilacto en la Catena Aurea nos dice:


Después que venga el Anticristo, los hombres se harán lascivos, entregándose a los vicios más enormes, según aquellas palabras del Apóstol (Segunda de Timoteo 3,4): "los que son más amantes de sus pasiones que de Dios". Por tanto, si en el Anticristo se encierra todo pecado, ¿qué es lo que éste traerá a la raza humana en aquel tiempo sino sus vicios? Y esto es lo que el Señor dio a conocer por el ejemplo del diluvio y de los sodomitas.

 Carta a los Hebreos 3:15 Recuerden lo que dice: «Cuando oigan hoy su voz, no endurezcan el corazón como lo hicieron los israelitas cuando se rebelaron».

San Agustín nos enseña:   El que no se arrepiente de su vida pasada, no puede emprender otra nueva.

San Hilario agrega:
Por ello (San Juan el Bautista) compara la vuelta a la penitencia con el reino del cielo que se acerca, porque la penitencia es retroceso del error, una huida del mal que hace seguir a la vergüenza del pecado la declaración de un buen propósito. Tal es el sentido que se encierra en estas palabras: "Haced penitencia".


«La castidad o pureza de corazón, tiene un lugar glorioso y distinguido entre las virtudes, porque ella sola permite al hombre ver a Dios; ya que la misma Verdad dijo: «Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios”. – San Agustín


Oremos por intercesión de San Pelayo pidiendo  por el don de la perseverancia final. Y hagamos nuestras estas hermosas palabras de la Carta a los Hebreos 10: 38 Mas nosotros, hermanos, no somos de los hijos que desertan de la fe para perderse, sino de los fieles y constantes para poner a salvo al alma, y asegurarle la eterna gloria. 

Oración: Señor, Padre nuestro, que prometiste a los limpios de corazón la recompensa de ver tu rostro, concédenos tu gracia y tu fuerza, para que, a ejemplo de san Pelayo, mártir, antepongamos tu amor a las seducciones del mundo y guardemos el corazón limpio de todo pecado. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén. 
†Oh Señor, que diste al joven San Pelayo la fuerza para afrontar gloriosamente el martirio, concédenos también, en virtud de su poderosa intercesión, poder superar heroicamente las adversidades de la vida, las pasiones desordenadas, la lujuria pervertida y las persecuciones de un mundo cada vez más corrupto e infiel. Te lo pedimos en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. † Amén.

                                                           

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