Novena compuesta por un Sacerdote de la Compañía de Jesús, reimpresa en Barcelona en 1790. Mons. Pedro Copons y Copons, Arzobispo de Tarragona, concedió 80 días de Indulgencia por cada día de la Novena.
Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro. En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
Estando de rodillas delante del Santísimo Sacramento, o de alguna imagen del Sagrado Corazón de Jesús, hará con mucha devoción el Acto de Contrición al principio de cada uno de los nueve días de esta Novena, diciendo:
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Padre amoroso, Criador y Redentor mío, en quien creo, en quien espero, y a quien amo sobre todas las cosas, me pesa, Dios mío, pésame en el alma de haberos ofendido por ser Vos tan bueno, tan justo, y digno de ser siempre amado; y propongo ayudado de vuestra divina gracia de enmendarme, y de confesar todos mis pecados, perseverando en vuestro santo servicio todo el tiempo de mi vida. Amén.
ORACIÓN INICIAL
¡Corazón amabilísimo de Jesús, cuyas finezas para con los hombres se ven tan mal correspondidas en ese adorable Sacramento del Altar, en que las mostráis con tanto exceso, sin embargo de experimentar aquí mismo cada día nuestra más vil ingratitud! Penetrad, Señor, nuestro corazón con un tan vivo dolor de nuestra insensibilidad y tanto amor, que nos mueva a recompensarla en adelante, sirviéndoos muy de veras, agradeciéndoos lo mucho, que nos amáis, y sintiendo las injurias, desprecios y olvidos que sufrís de la mayor parte de los hombres en estas aras en que os adoro, amo, y alabo con todo el afecto de mi alma. Amén.
DÍA PRIMERO
MEDITACIÓN: DE LA INSTITUCIÓN DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO, CONSIDERANDO LA GRANDEZA DEL DIVINO AMOR PARA CON LOS HOMBRES EN ESTA TAN TIERNA Y FINA DEMOSTRACIÓN.
FRUTO: UN REVERENTE AMOR A JESÚS SACRAMENTADO, CON RESOLUCIÓN DE MANIFESTÁRSELO, ESPECIALMENTE EN SU ADORABLE PRESENCIA.
ORACIÓN PARA EL DÍA PRIMERO
¡Oh Corazón de mi amado Jesús! Que en aquella triste noche de tantas penas, a vista de la más enorme ingratitud de los que de balde os aborrecían y trazaban daros la más terrible y afrentosa muerte en una Cruz, instituisteis ese augusto Sacramento del Altar para manifestar en él vuestro más tierno y fino amor para con los mismos que tanto os le desmerecían, ¿qué sentimientos serán los vuestros, amable Corazón de mi Salvador, viendo aún después de esa vuestra amorosa demostración la ingrata correspondencia de los que os la debían tener finísima? ¿Y qué halláis, Señor, en retorno de tanto amor? Halláis en la mayor parte de los hombres infidelidades, sacrilegios, injurias y ultrajes, o a lo menos tibieza, frialdad, indiferencia, olvido y nada que apenas pueda llamarse amor: ¿esto halláis, y esto sufrís? ¡Oh amor divino! ¡Oh ingratitud humana! Ésta deseo recompensaros: dadme para ello vuestra gracia, y la que os pido en esta Novena, si ha de ser para mayor gloria vuestra y bien de mi alma. Amén.
Aquí se rezará tres veces el Padre Nuestro, y el Ave María con Gloria Patri, en reverencia de las tres insignias con que se mostró el Divino Corazón a Santa Margarita María de Alacoque, cuando se le manifestó el modo de exponerle a la veneración de los fieles.
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
¡Oh Corazón amorosísimo!, que para ablandar nuestra dureza con la vista de vuestro ternísimo amor y de nuestra infame ingratitud os descubristeis al mundo con las dolorosas insignias de la Cruz, Corona de Espinas y herida de la Lanza, con que os manifestáis paciente y amante a un mismo tiempo, herid con la eficacia de vuestra gracia y con un ardiente deseo de obsequiaros a mi corazón: trocadle del todo, amable Salvador mío, inflamándole en vivas ansias de amaros y consagraros desde hoy todos mis afectos de humillación, agradecimiento y fino amor, uniéndoles con los de vuestra Santísima Madre y mía, con los de todos vuestros fieles siervos y almas justas, que os sirven con la más reconocida fidelidad. Aceptad, Señor, este mi ofrecimiento en desagravio de tan vil ingratitud, y arraigad en los corazones de todos muy profundamente esta tan tierna y provechosa devoción, para que después de haberos fielmente correspondido, merezcamos en la hora de vuestra muerte vuestra protección y gracia. Amén. Aquí cada uno hace su petición al Sagrado Corazón de Jesús.
GOZOS EN HONOR AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Escuela de perfección,
De corazones modelo.
¡Oh divino Corazón,
Dad a los nuestros consuelo!
Al mundo manifestado
En trono de vivas llamas,
Bien muestras cuánto nos amas
En caridad abrasado:
Tan ardiente exhalación
Ha de inflamar nuestro hielo.
¡Oh divino Corazón,
Dad a los nuestros consuelo!
De la lanza la abertura
Nos muestra franca la puerta,
Que para todos abierta,
Nuestro refugio asegura:
No hay más dulce habitación
Ni en la tierra, ni en el Cielo.
¡Oh divino Corazón,
Dad a los nuestros consuelo!
Con la Corona, ceñido
De espinas nos significas,
Que pues amante te explicas,
Te lastima nuestro olvido:
Nuestra vil desatención
Causa en ti tal desconsuelo.
¡Oh divino Corazón,
Dad a los nuestros consuelo!
Puesto en la Cruz te has mostrado
Amoroso y condolido,
Pues apenas concebido,
Fue tu amor crucificado:
De acabar la Redención
Te angustiaba el desvelo.
¡Oh divino Corazón,
Dad a los nuestros consuelo!
Mostrándote transparente
Como espejo cristalino,
Descubre el amor divino
Su más interior patente:
De tu fina dilección
Se ve el Misterio sin velo.
¡Oh divino Corazón,
Dad a los nuestros consuelo!
Viernes después de la Octava
Del Corpus has señalado
Sea el día consagrado
Que tu cariño anhelaba:
Unirte en la Comunión
Con nosotros es tu anhelo.
¡Oh divino Corazón,
Dad a los nuestros consuelo!
La copia de bendiciones
Liberal has ofrecido
Al devoto que rendido
Darte quiera adoraciones,
Y esa cordial devoción
Promueva en otros con celo.
¡Oh divino Corazón,
Dad a los nuestros consuelo!
Acudiendo a tal Sagrario
Ha ofrecido el Padre Eterno
Oír con amor paterno
Los ruegos del Novenario:
Por ti sube la oración
A lo más alto de un vuelo.
¡Oh divino Corazón,
Dad a los nuestros consuelo!
Que en nuestra patria reinarías
Dijiste, y principalmente;
Cumples ya amorosamente
Tan propicias profecías.
Tu copiosa bendición
Hará feliz nuestro suelo.
¡Oh divino Corazón,
Dad a los nuestros consuelo!
Pides agradecimiento
A tu amor, y en recompensa
De la ingrata y vil ofensa
Ese reconocimiento:
De ti la meditación
Ha de ser nuestro desvelo.
¡Oh divino Corazón,
Dad a los nuestros consuelo!
Centro de nuestra afición,
Dulce imán de nuestro anhelo.
¡Oh divino Corazón,
Dad a los nuestros consuelo!
Antífona: Improperios y miserias aguarda siempre mi corazón, esperé quien se condoliese de mí, y nadie lo hizo, quien me consolase, y no encontré.
℣. Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón.
℟. Y encontraréis descanso para vuestras almas.
ORACIÓN
Oh Dios, que misericordiosamente te dignaste darnos en el Corazón de tu Hijo, herido por nuestros pecados, infinitos tesoros de amor, concédenos te suplicamos, que cuantos le rendimos el devoto homenaje de nuestra piedad, mostremos también una digna reparación por nuestros pecados. Por el mismo Cristo, nuestro Señor. Amén.
En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
Publicado por Miles Christi resístens
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.