Oración de una Madre a San Juan Bautista por sus hijos

 

¡San Juan, hijo de santos padres, hijo de la oración y de la gracia, don del cielo, precursor de Jesucristo, predicador de la penitencia, preparador del camino del Señor! Eres el modelo de todos aquellos que, con corazón recto, buscan a Jesús y desean pertenecer a Él. Aunque inocente y puro como un ángel, realizaste  la penitencia más severa a lo largo de tu vida. Tu comida era escasa y pobre. Te has abstenido por completo de bebidas embriagantes. Evitaste con perseverancia todas las ocasiones y peligros de caer en el pecado, y dedicaste tu tiempo a la conversación con Dios, a la meditación y a la oración. Crecías día a día en sabiduría, coraje y fortaleza de alma, y ​​te ejercitabas diariamente en la práctica de aquellas altas virtudes que tu vocación exigía de ti.  Tú, con las obras más santas, has demostrado la verdad de tus iluminadas enseñanzas, de tus fervientes amonestaciones y tus amenazantes advertencias. Tú despertaste los corazones a la fe en Jesucristo, los inflamaste con su amor y los incitaste a imitarlo.

¡Oh santo San Juan, toma a mis hijos, llévame a mí y a todos mis seres queridos bajo tu protección y guía! Muéstrale a Jesús a nuestros corazones. ¡Enséñanos a creer firmemente en Él, a poner en Él una confianza inquebrantable y a amarlo con toda nuestra alma! Finalmente, sé nuestro mediador con Jesucristo. Oh, obtén para nosotros el perdón de nuestros pecados, frutos dignos de penitencia, completa reparación de todas las ofensas cometidas contra Dios, fiel imitación de tu vida, severo control de nuestras malas fantasías e inclinaciones perversas, ardiente deseo de las riquezas celestiales, perseverancia en la gracia, ferviente imitación de Jesús, paciencia para llevar nuestra cruz, y en la hora de la muerte tu bendita compañía por toda la eternidad. ¡Obtén esto para nosotros, oh amado de nuestro Divino Salvador! Consíguelo por tu alto rango en el Reino de Dios, por tus méritos sobreabundantes, por el amor que tienes a nuestras almas, y por el ardiente deseo que tienes de vernos a todos encerrados en el Corazón de Jesús, para ser allí guardados, custodiados, y salvados para siempre! Amén.

DIGNOS FRUTOS DE PENITENCIA. Del Año  Litúrgico

— Desterrar el pecado, domar las pasiones, enderezar los instintos descarriados de la pobre naturaleza caída: todo esto sin duda se habría ya practicado, todo esto se habría ejecutado hace tiempo, si hubiésemos correspondido a tus pasadas fatigas. Sin embargo de eso, es muy cierto que apenas en muchos se ha comenzado a roturar esas tierras rebeldes, en donde las piedras y las zarzas han desafiado tus cuidados desde hace años. Lo reconocemos, confundidos al confesarnos culpables: te descubrimos a ti y a Dios Todopoderoso nuestras faltas, como nos enseña la Iglesia a hacerlo al principio del Santo Sacrificio; mas al mismo tiempo te pedimos con ella intercedas por nosotros ante Dios nuestro Señor. Así lo proclamabas en el desierto: de estas mismas piedras Dios puede sacar hijos de Abraham.

San Juan Crisóstomo, homilia in Mattheum, 12 (Catena Aurea)

No da a entender con esto que no descendiesen de Abraham según el orden de la naturaleza, sino que de nada les aprovecharía el descender de él, si no honraban su parentesco según la virtud. La Sagrada Escritura acostumbra a llamar leyes de parentesco, no aquéllas que consisten en la naturaleza, sino las que proceden de la virtud o del vicio. Así, pues, se llama hijo o hermano al que se parece a ellos.

San Cirilo

¿Qué es en efecto la nobleza carnal, si no se sustenta con hechos semejantes? Es, pues, en vano el vanagloriarse de tener antepasados nobles, si no se tiene las virtudes.

San Basilio

La ligereza del padre no hace que un caballo sea veloz en su carrera; que así como en los demás animales se considera como bueno aquél que se distingue de los de su clase, así también tiene el hombre su propia alabanza en la prueba que da de sus méritos presentes. Es torpe querer adornarse con honores ajenos, cuando falta la virtud propia.

San Gregorio Niceno

Una vez publicado el destierro de los judíos (o vaticinada su reprobación), trata inmediatamente el evangelista de la vocación de los gentiles, a quienes llama piedras, por lo cual sigue: "porque os digo", etc.

San Cirilo

Llama segur en el caso presente, a la ira mortífera que había de venir de Dios sobre los judíos, por haber saciado su impiedad sobre Jesucristo. Y no dice que la hoz haya penetrado en la raíz, sino que está puesta en la raíz (esto es, junto a ella), porque ramas fueron cortadas, sin que la planta quedara extirpada de raíz, puesto que los restos de Israel han de salvarse.

Máximo (Catena Aurea):

Se entiende por fruto de penitencia la impasibilidad del alma, de la que no gozamos plenamente mientras somos agitados por las pasiones, puesto que aún no hemos hecho dignos frutos de penitencia. Hagamos penitencia en realidad, para que libres de las pasiones obtengamos el perdón de los pecados.